Hubo épocas de grandes hambrunas durante la Edad Media. En ocasiones estaban causadas por los humanos. Por ejemplo, por los vikingos, que arrasaban con todo. Otras veces era por causas naturales: el ergotismo en el valle del Rin, provocado por un hongo que afecta con facilidad al centeno (y del que se puede extraer LSD). El cocinar los alimentos no basta para eliminar los hongos, y su ingesta produce dolores, gangrena, delirios, inflamaciones cutáneas y la muerte.
En el sur hubo quince plagas entre los años 541 y 750, algunas de ellas terribles. En este tiempo también se dieron la invasión árabe de la Península Ibérica. Trajeron consigo el agracejo, planta apreciada por los hombres por sus propiedades curativas, pero también por el hongo Puccinia graminis, causante de enfermedades para el trigo y otras plantas. Este hongo fue el causante de varias hambrunas graves en la actual España.
En épocas de mucha hambre se llegaba al canibalismo. En zonas aisladas los bandidos capturaban viajeros y vendían su carne, diciendo que era cerdo, carnero (a veces “carnero de dos patas”, que era el nombre macabro que le ponían los chinos a esta carne). El canibalismo continuó en Silesia, Polonia y la Bohemia hasta el final del Medievo, hecho que ayuda a explicar las leyendas de hombres lobos y vampiros.